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16. Muro perimetral interior.

Foto panorámica, cortesía de Leticia López

Una vez terminada la última (por el momento) capa  del exterior,  continuamos haciendo algunas pruebas para elegir la arena que usaremos en los revocos interiores .



Las pruebas eran mezclas con arcilla o cal en diversas proporciones y diversos tipos de arena, para elegir la más propicia para nuestras necesidades.

Al concluir las pruebas, la que nos ha parecido mejor,  ha sido el mismo tipo de arena que elegimos anteriormente para el barro del exterior del domo.





También hemos apagado cal viva, para usarla posteriormente como cal aérea en pasta (Hidróxido cálcico)
El apagado de la cal es sencillo aunque un poco peligroso, por lo que siempre hay que tomar las medidas de seguridad adecuadas: guantes, mascarilla y protección ocular, además de ropa adecuada.

Tenemos la cal almacenada, hasta el día que tengamos que usarla. La cal en pasta mejora con el tiempo (se la considera añeja a partir de los dos años). Se puede usar de muy diversas maneras, dependiendo de las necesidades del momento (por ejemplo en forma de pintura, en morteros o simplemente para estabilizar el barro) . Se podría comprar la cal ya apagada en polvo que es muy común en las tiendas de suministros para la construcción (yo la he usado) pero no da tan buenos resultados como la cal hidratada en pasta, según tengo entendido por el proceso industrial de apagado de la misma...



A continuación vamos a realizar una parte del camino de piedras que rodeará el domo. 

Para ello, sacamos los pertinentes desniveles y rellenamos con piedras los espacios donde de otra manera entraría mucho material.


Hacemos una base (con cal hidráulica, arena y grava) con el desnivel final requerido, para que el agua de lluvia no se acumule cerca de la base del muro del domo.




Después distribuimos las piedras, para finalmente fijarlas en su posición definitiva mediante un mortero de cal hidráulica y arena.





Una vez terminada esta parte, empezamos a cortar y unir maderas (reutilizadas, de otros usos anteriores) para hacer un "encofrado" en la base del interior del domo, para aislar de la humedad.


 Rellenamos con un mortero bastardo de cal aérea (en pasta), cemento blanco (BLI, sin aditivos), árido (arena de río) y arcilla expandida (un aislante mineral) 





Aguantamos este encofrado, colocando unos  bloques bastante pesados de manera que ejercen presión contra las maderas, para contrarestar la fuerza que ejercerá el mortero, con el que lo iremos rellenando. Dicho encofrado será retirado al día siguiente, aunque en pocas horas ya tuviese la consistencia necesaria para hacerlo.
Hemos intentado, cuidando las proporciones del mortero, evitar la porosidad del muro (indispensable para la absorción/transpiración de  las posibles humedades del suelo o pared)
Para la siguiente altura y debido a la dificultad de realizar otro encofrado, hemos decidido utilizar unos cuantos ladrillos para rellenar los espacios. Nuestra intención era que entrara menos mortero y conseguir una capa uniforme para posteriormente revocar fácilmente.
En la siguiente fase, hemos colocado un tubo corrugado de plástico flexible (y sus correspondientes cajas de distribución)  alrededor  del perímetro interior del domo, para posteriormente pasar los cables necesarios para tener electricidad.


Usamos un tubo de 25 milímetros de diámetro, de polietileno, (intentamos evitar el uso de pvc) que en un futuro llevará los cables hasta sus respectivas clavijas y enchufes.
 Debido a la dificultad de este último tramo hemos optado por añadir paja al mortero bastardo de cal, con muy buenos resultados.

El mortero resultante es muy pegajoso y permite además hacer una capa bastante más gruesa sin agrietar, debido a la cohesión que aporta la paja a la mezcla.
Hemos acabado con nuestras reservas de cal, pero ya hemos apagado más y la tenemos reposando. Después de hidratada, traspasamos la cal, ya en pasta a un bidón de plástico (con tapa) el cual rellenaremos con unos 10 centímetros de agua por encima del nivel de la cal para evitar que carbonate, en contacto con el oxigeno.

Ahora nos toca la parte más difícil (de esta fase) que es la unión del muro con el resto del domo.

Difícil porque mi intención era darle un aspecto orgánico, asimétrico y envolvente, pero a su vez no caótico, como si se pudiera intuir que las formas siguen un orden natural...

Para lograr dicha distribución de formas, utilizamos los restos de cañas que nos quedaban, para formar el esqueleto de lo que será la unión de muro y las "paredes" del domo.

Después fuimos añadiendo el revoco, moldeándolo alrededor de las cañas. Algunas zonas se pudieron rellenar rápidamente pero otras tuvimos que esperar para poder añadir más peso en varias capas sucesivas...

Aplicamos la mezcla directamente con las manos y después nos aseguramos de comprimir bien cada capa, modelando la superficie con las manos para conseguir superficies redondeadas.
Nuestra intención es dejar los nervios principales de la estructura (columnas de cañas en arco) a la vista, pero revocados.
Cuando comencemos con el barro pondremos una malla (red de pescar) rodeando las columnas para facilitar la adherencia del material.
En esta fase no hemos puesto ninguna malla alrededor de las columnas (queríamos comprobar si se podía hacer sin ella) pero en las próximas fases si lo haremos, pues facilita enormemente la tarea, al menos eso esperamos.
Esta no será la capa definitiva, pues aún quedan algunos retoques en varias zonas, pero ya se intuye el resultado final...